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lunes, 28 de julio de 2014

El ave fénix: Sixto Rodríguez



Sixto Rodríguez nació un 10 de julio de 1942 en el barrio más pobre de la ciudad más putrefacta de Estados Unidos: Detroit. De padres mexicanos y familia humilde, poco le esperaba en la vida al joven flacucho de Sixto. Sin embargo, un buen día le dio por coger la guitarra y el milagro... no surgió. Aún es pronto para hablar de eso.

Rodríguez tocó en bares de la ciudad y vagaba sin pena ni gloria por los guetos. En 1967 consiguió grabar un sencillo llamado I'll Slip Away, el cual no tuvo ninguna repercusión en el panorama musical... ni siquiera en su vida. Más tarde, en 1970 y 1971, respectivamente, grabó sus dos grandes y únicos discos: Cold Fact y Coming From Reality. Aunque pasaron completamente desapercibidos en Estados Unidos, el germen ya estaba circulando. Pronto su música se haría famosa en lugares como Sudáfrica, Australia o Nueva Zelanda, aunque sin conocimiento de Sixto. Vivió como pudo trabajando en la construcción hasta que, en 1979, con un disco de platino en Australia (At His Best), realizó allí una gira de la que salió un disco en directo (Alive). Sin embargo, poco después volvió a caer de nuevo en el olvido.

En 1998, su hija descubrió que su padre también tenía seguidores en Sudáfrica. Realizó allí una gira, lo cual le impulsó a realizar más conciertos en Suecia y de nuevo en Australia. Sin embargo, Sixto permanecía completamente desconocido para el resto del planeta Tierra. Su renacimiento como artista apareció cuando, en 2012, Malik Bendjelloul realizó un impactante documental sobre su historia titulado Searching for Sugar Man. A partir de ahí, Rodríguez pudo disfrutar del éxito que se merecía, así como el resto del mundo pudo disfrutar del gusto de conocerle.

Ahora queda hablar de lo más importante: su música, claro está. Sentarse a escuchar un disco de Rodriguez es realizar un viaje a través de las emociones. Idas y venidas. Caminos lisos y predecibles, otros completamente nuevos y sorprendentes. Desde luego no te deja indiferente.

Sixto marca en sus canciones la huella de su difícil vida. Su música suena a trabajo y dolor, pero también a esperanza y superación. De sus letras, influidas también por su pasado, sólo decir que son pura poesía, y que no había encontrado a nadie capaz de hacerle a sombra a Bob Dylan en este ámbito hasta que le escuché a él. Las historias que cuenta, cómo da una vuelta de tuerca a cada frase de modo que suena más vibrante y evocadora… lo que hace con el lenguaje está sólo al alcance de unos pocos elegidos. Además, el modo de cantarla, con esa voz medio nasal tan característica, la eleva a un nivel más, con más autenticidad.

A parte de la voz y las letras, otro sello distintivo de Rodríguez es el acompañamiento de guitarra acústica con acordes sencillos, que a veces parecen más aporreados que otra cosa. Esto, que evoca aires de músico callejero, contrasta con los recurrentes violines que emplea en muchas de sus canciones y que complementan de una forma peculiar lo que el mundo está acostumbrado a escuchar de un cantautor en acústico. Además, los violines suelen ir en las canciones junto a punteos de guitarra que, como si se trataran de finas pinceladas, embellecen y colorean la canción en su conjunto.

¿En cuanto al estilo de Rodriguez? Pues si bien es considerado normalmente como cantautor con influencias del rock psicodélico, lo cierto es que es mucho más que eso. Sixto Rodriguez es un camaleón. Es cantautor, rockero y psicodélico, sí. Pero lo mismo te hace una canción con dos acordes como te monta un tema orquestado en mil escalas diferentes. Lo bueno que tiene –lo mejor que tiene– es que nunca sabes por dónde va a venir en la siguiente canción. Sólo sabes que va a tener ese algo que te va a encantar.

En cuanto a canciones, pues en fin. Lo mejor es recomendarlo todo, que al fin y al cabo sólo sacó dos discos. Pero si hay que destacar canciones, las obligadas (las top) serían Sugar Man, Crucify Your Mind y I Wonder. Las tres se encuentran en su primer disco, Cold Fact, y cada una tiene motivos para ser considerada obra maestra. Sugar Man es, sin duda, la canción más famosa de Rodriguez, en parte gracias al documental antes mencionado (Searching for Sugar Man). Es la que le ha “encasillado” de algún modo en el estilo del rock psicodélico para aquellos que no se han parado a escuchar ninguna otra de sus canciones. Pero lo cierto es que su misticismo es innegable y cautiva desde el primer acorde. Crucify Your Mind es probablemente una de mis canciones favoritas de Sixto. La joya de la corona. Una canción que no se podría catalogar fácilmente, pues tiene un poco de todo. Un poco de alegría y un poco de nostalgia. Supongo que su poder reside en que, al fin y al cabo, así es la vida. Por último, I Wonder destaca porque, a pesar de su sencillez musical, tiene un poder tremendo, en parte a la línea de bajo tan bien definida como a los teclados que la sustentan en todo momento. Pero si hay una cosa que hace a estas tres canciones diferentes del resto es el poder que tuvieron en su época. Las tres fueron himnos para tiempos en los que la censura estaba a la orden del día (sobre todo en Sudáfrica) y en los que escuchar canciones sobre drogas, libertad o sexo era impensable. Ojo, que no quiero ensalzar las drogas o el sexo. Pero lo cierto es que fue algo revolucionario que potenció la formación de grupos reivindicativos que hablaran de los problemas de la sociedad y de la necesidad de libertad de aquellos lugares oprimidos.

Pero, como he dicho, Rodriguez tiene muchos temas de muchos estilos, y desde luego no es un artista de tres canciones. No me voy a quedar a gusto sin recomendar algunas canciones con pura alma rockera, como Inner City Blues o Heikki’s Suburbia Bus Tour y otras baladas sublimes, como Cause, I Think of You, To Whom It May Concern y Sandrevan Lullaby: Lifestyles. Decir también que A most disgusting song es un poema terriblemente acojonante. Por último cabe destacar que Sixto, como buen psicodélico, tenía sus idas de olla como bien lo demuestra Gommorah (A Nursery Rhyme). Escuchadla y veréis a qué me refiero.

Y eso, que me pongo a recomendar canciones y no paro. Terminar diciendo lo que he dicho antes, que Rodriguez tiene dos discos que bien merecen ser escuchados de arriba abajo unas cuantas veces. Y que gracias a todos los que han hecho de este hombre un hombre famoso, de tal manera que hayan llegado a mis oídos sus acordes vagabundos. Ahora trataré de compartirlos.



Puedes escuchar una lista de reproducción selecta de Sixto Rodríguez en Spotify con el nombre Sixto Rodriguez (OWS).